
De las 5.275 hectáreas que conforman los viñedos de Chablis, 100 pertenecen al Domaine Laroche, cuyos vinos son testigos de 1000 años de historia. Esto, a solo dos horas de París, en la Obédiencerie.
La bodega, que fue fundada en el año 1850, hoy cuenta con gran presencia en el mundo y una gran reputación en Francia, donde obtuvo el premio de Mejor Productor de Vino en 2014.
De la mano de la distribuidora mexicana Ferrer y Asociados -gracias a su muy amable invitación a un agradable brunch que se realizó en la brasserie Lipp de Polanco-, tuvimos la oportunidad de conocer a Frederic Jean Jean y Xavier Martin, del grupo Advini, al cual está adjunto Domaine Laroche, uno de los mejores y más reconocidos productores de Chablis.

Además, pudimos conocer y degustar los Chablis de Domaine Laroche.
Los vinos de Domaine Laroche fueron creados por Jean Victor Laroche. La tradición familiar se mantiene y ahora, cinco generaciones más tarde, Michel Laroche es el propietario y se encarga de las más de 100 hectáreas que hacen al viñedo, repartidas sobre cuatro apelaciones de Chablis: Petit Chablis, Chablis, Premiers Crus, Grand Crus. Un dato adicional: 5.99 de estas hectáreas están clasificadas Grand Cru.
El pueblo de Chablis tiene solo 3000 habitantes y es una referencia mundial por sus vinos blancos. La Chardonnay es la única cepa autorizada para producir vinos blancos en esta región.
Vale decir que el subsuelo de esta región es calcáreo-arcilloso y rico en fósiles marinos, ¡como de ostras, por ejemplo! ¿Saben por qué? Pues, porque hace mucho-mucho tiempo el mar llegaba hasta ahí.
Y esto último fue precisamente lo primero que notamos en nuestras copas: estos vinos -¡que ya puedes conseguir en México! Por ejemplo, en La Europea– traen el mar a tu paladar, dado su acento fino y delicadamente mineral.
Sobre el Petit Chablis podemos decirte que nos resultó divinamente cremoso, con sabor a frutos secos y una buena presencia en boca.
Domaine Laroche está involucrado en un enfoque a gran escala de la sostenibilidad que implica una viticultura respetuosa con el medio ambiente.
Será por eso, nos aventuramos a decir, que en el caso del Chablis Saint Martin pudimos notar aún más la presencia de las notas minerales. Un vino de color más verdoso y sabor fresco: a fértil, a pradera. Ideal para degustar mariscos.
Nuestro tercer Chablis fue el Grand Cru Les Blanchots. Y sabemos que cada paladar es cada paladar pero, probablemente a contracorriente del sentido común (?) que imperaba en la mesa, en este el mar ya sí se nos hizo un poco más lejos; la mineralidad, mucho más suave.
Nuestro favorito de los chablis de esta cata fue este, que nos enamoró con su olor y su sabor afrutados y su color de sol.
Los Chablis de Domaine Laroche son perfectos. Búscalos sin dudarlo y, además de pasarla bien, alimentarás tu espíritu francófilo: tendrás miles de años de historia de Francia en tu paladar.
Mención aparte se merece la selección de platillos y la atención de Lipps: un lugar, muy francés, al que sin dudas vamos a regresar.
Damos gracias pública y nuevamente al equipo de Ferrer y Asociados: jamás sus eventos son menos que excelentes y, en lo que nos atañe, ¡muy franceses!
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