
Ya sabemos que Plan Corazón (Plan Coeur) entró en la lista de series favoritas de todos lo tiempos para el público francófilo.
Era de esperar: en la primera temporada conocimos a unos personajes entrañables viviendo situaciones divertidas y atractivas y un plot fresco con mucho toque a seriado estadounidense de los que pegan. Todo, bajo un certero tono de comedia romántica que, de paso, se desarrolla en París, en lo más lindo de París, en lo más cinematográfico de París, en lo más soñado de París.
Lamentablemente, a la producción creada por Noémie Saglio y Chris Lang no le sentó bien la segunda entrega.
Acciones completamente predecibles o tan poco creíbles (con todo y que sabemos que estamos ante una propuesta más que cándida) que resultan sin ángel, conflictos saturados y reiteración cansina de situaciones terminaron por un poco dar al traste con lo muy bien alcanzado en su sesión predecesora.
A tal punto resulta tan poco atinada esta temporada que, de reverla, nos daríamos cuenta de que ya en los dos primeros capítulos se agotaron todos los recursos.
Y, aunque se valora el intento -más dibujado que otra cosa- de, casi, profundizar en sus temas, no contenta el hecho de que no se haya logrado avanzar en esas direcciones.
¿Habrá un tercer intento? Si llega a ser así, urge actualización del método.
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