Coucou !
Netflix Latinoamérica ofrece dentro de su catálogo muy buenas películas y series francesas. En Coucou Lola ! iremos de a poco compartiéndoles nuestra selección de ellas.
Recuerden que existe un pequeño truco para acceder al catálogo de producciones francesas directamente y desde el ordenador. Es muy sencillo, se trata de agregar un código en número. Para nosotros los francófilos es el 55807: netflix.com/browse/genre/55807
¡Aquí nuestra primera selección!
Nocturama (Bertrand Bonello, 2016)
Con una estética que remite no poco a los ochenta y con interesantes guiños al cine de George Romero (‘Dawn of the Dead’) o Brian De Palma (‘Scarface’), la más reciente película de Bertrand Bonello («Saint Laurent», «L’Apollonide», «On War»), «Nocturama», es una especie de homenaje-violento a París.
Un grupo de chicos, de adolescentes, de distintos estratos sociales y orígenes se unen a la aventura de un ataque anti-sistema, con bombas, concebido por un adulto.
Bajo una sincronización que raya en lo absurdo, y que no por eso llega a ser poco creíble, logran armar esta operación que los llevará a terminar acorralados en una gran tienda de departamentos – como especie de gran representación del capitalismo- en la que pasarán desde verse a sí mismos retratados en el consumismo (música, videojuegos, ropa de ciertas marcas…) hasta a darse un poco cuenta de la magnitud de lo cometido, con la carga de la conciencia tardía.
Llama la atención que el único adulto del grupo sale de escena, ¿a modo de abandono?, lo que deja más al descubierto la vulnerabilidad e ingenuidad de los chicos. Al refugiarse en este shopping, ¿se escondían o se exponían?
No quiso el director sumergirse en alguna connotación terrorista contundente o típica: solo en alguna ocasión se hace referencia a lo religioso. Aquí, no se trataría de terroristas sino de «enemigos del país», acaso haya alguna diferencia, ironiza el realizador.
Gran filme cuya tensión va en magnífico in crescendo y que no permite adivinar, con la cierta aparente ligereza de su principio, su tan dramático desenlace.
Renoir (Gilles Bourdos, 2012)
Con toda la luz que recuerda a la obra del maestro Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), Gilles Bourdos («Disparus», «Afterwards»), se sumerge en el último esplendor creativo y período de vida del pintor francés. En lo que hace foco en especial el director es en la interna que se construyó a manera de triángulo entre la joven musa y modelo, Andrée Heuschling, el joven hijo, Jean Renoir, y el propio Renoir.
Tensión sexual, conflictos internos, hermosos paisajes, nuevos medios (la aparición del cine como próximo arte de consumo masivo), con la primera guerra mundial como fondo permiten dibujar el perfil sociohistórico, familiar y psicológico en el que estuvo sumergido Renoir durante ese lapso.
Destaca la dirección de fotografía y el trabajo de los actores.
Como nota de color, se nos hace recordarles que Jean Renoir llegó a ser un gran director de cine. Les compartimos aquí una de sus cintas, «The river», en YouTube y con subtítulos en español.
El médico africano (Julien Rambaldi, 2016)
Seyolo Zantoko es un médico congolés que obtuvo su título de médico en Francia. Cuando se entera de que en una provincia francesa están buscando un médico no lo duda: la mejor oportunidad para traer a vivir a su familia (esposa y dos hijos) con él y obtener la ciudadanía francesa.
Tras la algarabía que despierta en todos la posibilidad de una vida mejor, llega el cabezazo: el choque cultural no se hace esperar. En ese pueblo no estarían muy abiertos a compartir y menos hacerse atender por un negro. Mujer e hijos también enfrentarán esa resistencia.
Basada en hechos reales, la maestría del director, Julien Rambaldi («Les meilleurs amis du monde»), radica sobre todo en no permitirse dar tantos pasos dentro del reino de la lacrimosidad anticipada. Resuelve estas tentaciones con humor.
Buenas actuaciones, prolija dirección.
Los coristas (Cristophe Barratier, 2004)
A Gérard Jugnot («Monsieur Batginole», «Un printemps à Paris») amamos verlo al frente en la pantalla grande (porque también se para atrás, cuando escribe o dirige) y «Les choristes» es fácilmente una de nuestras películas favoritas con él como actor.
Un profesor de música fracasado entra a trabajar a una escuela-reformatorio para chicos «difíciles» (más bien, incomprendidos).
A través de la música intentará establecer contacto con estos muchachos y cambiar tanto sus vidas como la suya.
Situaciones hilarantes, complejidades sociales y psicológicas se entrecruzan en esta cinta que nos recuerda qué es lo importante de la vida y el poder del arte como sanación y salvación.
Excelentes dirección, guión, actuaciones, fotografía. Una joya conmovedora que no pueden dejar de ver.
¿Me amarás cuando despiertes? (Maria Bellhomme, 2015)
En muchos sentidos, la francesa ‘Les chaises musicales’ le da la mano a la británica ‘Happy-Go-Lucky’ (Mike Leigh, 2008).
Existe cierto género de comedia francesa que no representa exactamente al gran cine francés, el intelectual, de autor en el que pensamos cuando decimos «cine francés». Uno que sería algo así como mucho más comercial.
‘Les chaises…’ se ubica justo a medio camino entre la comedia ligera francesa y la «comedia francesa». Y es ahí más que nada en lo que se diferencia de ‘Happy-Go…’: pudo ser más cruel y profunda, pero no dio ese paso, que habría sido mucho más interesante.
Pero ambas plantean más o menos lo mismo: ¿qué hace a una persona ser ‘looser’? ¿Cuál es la relación edad-éxito-estatus económico que permitiría medirlo? Además: ¿cuánto se hace más severa esta medición cuando se trata de una mujer? .
Al reflexionar en ello, el retrato de Leigh es mucho más oscuro. La mirada de Bellhome es mucho más simpática y, de alguna manera, más condescendiente.
Sally Hawkins construye un enorme personaje que estremece con su optimismo lírico. Isabel Carré, uno que muy bien convence y hace reír mucho más que llorar con su lucha por su supervivencia y sus metidas de pata.
Ambas comedias las recomendamos especialmente a las mujeres que suelen sufrir por sus edades y sus status quo, que miden en función de los mandatos de un discurso hegemónico y dominante que ubica a las personas -en especial, a nosotras- como artículos con fechas de caducidad y efectividad determinadas.
Divines (Houda Benyamina, 2016)
En Francia aman etiquetar. Hasta a las personas, a las que se acomoda a un determinado tipo/lugar sociológico predefinido. Es eso o no será. Es como ‘Gattaca’ (Andrew Niccol, 1997) con croissants.
Cuando Houda Benyamina asegura que su «Divines» (2016) no es un «film de banlieue» (banlieue: periferia parisina) no solo tiene razón sino que su defensa alcanza una gran magnitud reivindicadora, en especial para el papel de la mujer: ¿Qué pasa cuando son las mujeres de los estratos marginales las que toman las riendas y el riesgo que sea con el objetivo de superar su opresión socioeconómica?
El principal valor de esta cinta radica en la mirada femenina. Con el soporte de la conmovedora y visceral interpretación de la protagonista, Oulaya Amramra, «Divines» propone un viaje de determinación personal y colectiva (porque la suya es también la determinación de la mujer y de la clase baja… «clase», ya que «taguer»), un retrato de la amistad entre chicas (la de Dounia y la entrañable Maimouna, gran trabajo de Déborah Lukumuena) y una poderosa crítica social que logra no caer en tantos clichés.
Todo, sí, en esa París que queda fuera de la escenografía turística y romántica. Cero edulcoramiento o poetización de la marginalidad: el asentamiento gitano en el que se desarrolla buena parte de la historia no es lugar para débiles. La directora nos muestra la crudeza social (y física, claro está) de este entorno al que pertenece Dounia, esta impetuosa «bastarda» que solo quiere salir de la pobreza y que, aún dentro de la candidez de su temprana adolescencia, sabe que la única manera de hacerlo es saltándose unas cuantas normas.
Un baño de realidad. No espere el espectador una película optimista: ¿a cuánto y a qué se puede realmente aspirar dentro de las pobres posibilidades que ciertas condiciones sociales permiten?