
En Telle mère, telle fille, la directora y guionista francesa Noémie Saglio -creadora también del exitoso seriado francés Plan Coeur– reúne a Juliette Binoche y Camille Cottin para contarnos una historia sobre vínculos que -en clave de humor- atraviesa sujetos importantes como la madurez (o la falta de ella), la maternidad y la parentalización.
Hace mucho que Avril (Cottin) funge como madre de su madre Mado (Binoche), aparentemente sin que ello le represente algún peso… hasta el día que, recién habiendo revelado ella misma que va a ser madre, descubre que su mamá también lo será pronto. Dos embarazos en paralelo, en dos generaciones de una misma familia disfuncional que deberá aprender a convivir de nuevo, con todo y sus puntos de vista completamente opuestos.
Aunque desde el principio se adivina que no existe en la propuesta la mínima pretensión de firmar un tratado sobre las relaciones familiares, o sobre las relaciones madre-hija, la película de Saglio cumple decentemente con su propósito: traer a la mesa que existen otras formas de familia y de llevar la vida.
A esto último quizás se deba que no moleste en exceso que aquí es más lo que se asoma que lo que llega a desarrollarse. O, tal vez, a que el filme consigue mantener el interés gracias a las finas interpretaciones de las dos coprotagonistas, que hacen llevadero cualquier bache.
Con todo, vale repetir que la producción plantea una manera inteligente de abordar lo que sucede cuando los hijos se convierten en padres de sus padres, las diferencias generacionales, la crisis de la mediana edad y los modos modernos de mirar la madurez en los adultos.
Porque las cosas han cambiado, los roles también y qué mejor que el humor para lidiar con todo esto.
Divertida, entretenida, para sentirse un ratito en París y pensar a la familia desde otro lugar.
De tal madre, tal hija
Telle mère, telle fille
Noémie Saglio; Francia, 2017