
En la experiencia de recepción no solo intervienen nuestros gustos cinéfilos: un poco también, a veces, lo hace nuestro ánimo y nuestra disposición. Para esos días en los que necesitas levantar el ánimo y entregarte a la acción, con algo de golpes duros, traición y policías, aquí te van tres películas francesas del estilo para mirar en Netflix.
GUERRA EN EL ASERRADERO
La terre et le sang. Julien Leclercq. Francia-Bélgica, 2020
Después de su hija de 18 años, Sarah, el aserradero familiar representa toda la vida de Saïd. Durante años, difícilmente ha conseguido mantener a flote su empresa, principalmente para sus empleados. Hasta que un día uno de ellos se sirve del aserradero para esconder un auto lleno de droga.
Si bien es el protagonista -interpretado por Sami Bouajila- el principal atractivo de esta película francesa, hay que decir que la mezcla aquí entre thriller, acción y melodrama resulta inteligente y atrapante: no se trata nada más de las peleas y los disparos o del conflicto con el narco. El trasfondo del hombre desesperado por, antes de que el tiempo se le acabe, ayudar a su hija (muda y sorda, además) procura a la narración una sensibilidad que brilla.
CARBONO
El fraude del siglo
Olivier Marchal. Francia-Bélgica, 2017.
Ante la amenaza de perder su empresa, Antoine Roca (Benoît Magimel), un hombre común, cae en la desesperación y decide poner en marcha una estafa que alcanzará una magnitud, incluso, de tipo política y acabará por convertirse en el caso del siglo. Involucrado con la mafia de alto nivel, tendrá que enfrentarse a las traiciones, las muertes y los ajustes de cuentas: asuntos completamente nuevos para él.
Esta historia parte de un hecho real: la enorme estafa financiera que, en relación con los impuestos al carbono, costó mil millones de euros al Estado francés.
De arrancada, hay que decir que no es la primera vez que este realizador, Olivier Marchal, se sumerge en un thriller basado en hechos reales: ya lo hizo en el año 2011, cuando dirigió el filme Les gangs des Lyonnais. Quiere decir que el género y las referencias verdaderas no le eran nuevas cuando decidió realizar Carbone.
Y aunque hay ciertas diferencias en relación con lo logrado de cada guión -porque hay que decir que el de la primera película fue más firme-, el de Carbono logra que, sobre todo en la primera parte, quede bastante claro al espectador en qué consistió el fraude y cómo se construyó.
Más allá de sus evidentes guiños a Scarface, este filme logra una narración interesante y sostenida.
Además, resulta lúcido en la recreación del timo, en su retrato del crimen organizado contemporáneo francés y las interpretaciones (el casting incluye a Gérard Depardieu, por ejemplo) están increíbles.
Como historia de antihéroes funciona. Como policial-thriller, también.
BRONX
Olivier Marchal. Francia, 2020.
En los barrios del norte de Marseille tiene lugar una balacera orquestada por el clan Bastiani. Dos rivales son los encargados de llevar adelante la investigación: Vronski, un policía de la brigada antipandillas, y Costa, un jefe de grupo de la BRB, de prácticas dudosas. La situación se altera cuando un testigo clave es asesinado durante su detención.
Este quizás sea el filme de gángsters menos logrado de Olivier Marchal pero eso no significa que carezca de puntos interesantes. Entre estos: las fugaces apariciones de un siempre respetable Jean Reno y las críticas a la archiconocida criminalidad en Marsella y a la corrupción policial.
Por otro lado, puede ser que los costados más flacos de esta producción sean la flojísima construcción y el mal desarrollo de los vínculos entre los personajes -lo que provoca que los espectadores no consigamos tomar partido o identificarnos con uno solo de ellos o con una sola de las subtramas- y los intentos de melodrama que solo se quedan en adornos dramáticos y no suman a la trama.
Igual, el giro final deja un buen sabor de boca y hasta cierto punto levanta la cierta pesadez narrativa que se percibe en general.
Somos Coucou Lola !, por Lola Mendoza: una periodista empedernidamente francófila.