
El director Bruno Dumont trae a la 68ª Muestra Internacional de Cine de Cineteca Nacional de México la continuación de su Jeannette, l’enfance de Jeanne d’Arc, Jeanne -ambas, a partir de las obras Le Mystère de la charité de Jeanne d’Arc y Jeanne d’Arc, del escritor Charles Péguy-: una poderosa obra visual en la que, a partir de sutiles e inteligentes recursos, crea una atmósfera teatral y emotiva.
En el siglo XV, tanto Francia como Inglaterra reclaman el trono francés. Con la firme convicción de que Dios la eligió, la joven Juana de Arco dirige al ejército del rey de Francia contra los ingleses invasores, hasta que, luego de una derrota, es capturada por la Iglesia y enviada a juicio. Negándose a aceptar las acusaciones que la señalan de hereje, opta por permanecer fiel a su misión y a sus convicciones.

En esta película francesa se conjugan los recursos inteligentes y lo teatral. No se basa en la espectacularidad de las batallas, no va por ese lado.
Todo lo que importa en ella es Juana de Arco, increíblemente interpretada por Lise Leplat Prudhomme, una actriz de 12 años de edad.
Gran tino tuvo Dumont al elegirla: su candidez, su inocencia y su niñez chocan y mueven. En medio de lo que no se muestra, de lo que no vemos, de lo que debemos ir construyendo, es ella quien todo el tiempo nos asalta y atrapa: con sus miradas, con sus silencios; en esos primeros planos, en sus justas y fuertes palabras.

Otra columna que sostiene el poder del drama aquí es la confrontación entre el mundo de los hombres -literalmente hablando- y el de sus creencias.
Una niña guerrera, soldada divina, en un mundo dominado por el sexo masculino.
Tras la derrota, un soldado le dice a Juana que no puede ser ella quien hable con el batallón superviviente. ¿Por qué? Porque ella solo habla de Dios, de amor, de pecado, de oraciones… y no sería así como debe hacerse. Los soldados quieren guerra, victoria y sangre. Se les debe ofrecer fortunas, oro, plata.
«Eso lo diría el mejor capitán», asegura el soldado.
«No, eso lo diría el peor de los hombres», refuta Juana.
Las actuaciones lucen hiperbólicas. Los actores recitan los diálogos. Todos estos son medios que apuntan a un distanciamiento, a recordarnos a los espectadores que se nos está relatando, no se nos está invitando a vivir la ficción. Y, sin embargo, el drama resulta estremecedoramente intenso.
Otro de los mecanismos que elige el realizador y que logran construir una estética teatral con base en este distanciamiento son las miradas sostenidas y los diálogos de la protagonista que van directo a la cámara.
Ni qué decir de la música. Las canciones actúan como coro griego: hablan, explican, contextualizan. Y si las letras, las melodías y la voz de estas son especialmente envolventes es por una gran razón: la banda sonora fue compuesta por el enorme Christophe, fallecido recientemente.
Las pinceladas de ironía también abofetean para que el espectador se mantenga fuera. Por ejemplo, cuando -casi, incluso, a lo Monty Python- dos religiosos debaten absurdamente sobre cómo referirse a Jeanne d’Arc: ¿Qué es? ¿Una mujer, una niña?
Un relato magnífico que, a la vez que atrapa, gracias a la fuerza de su poesía visual, conceptual y atrevida, permite acercarse a la figura histórica y al tiempo que le tocó vivir, desde el lugar de la irreverencia.
La 68ª Muestra Internacional de Cine se realizará del 13 al 30 de noviembre en las salas de la Cineteca Nacional y del 20 de noviembre al 15 de diciembre, de acuerdo con los protocolos de salud establecidos por las autoridades, se exhibirá en el circuito de la Ciudad de México: Cinépolis en sus sedes Diana, Plaza Carso y Samara; Cinemex en los complejos Reforma, Pabellón Polanco, Duraznos, Altavista e Insurgentes. Además, en el Cine Tonalá y La Casa del Cine.
El circuito nacional se llevará a cabo en 2021.
JUANA DE ARCO
Jeanne. Bruno Dumont. Francia, 2019

Somos Coucou Lola !, por Lola Mendoza: una periodista empedernidamente francófila.
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