El amor puede ser difícil: tres películas francesas románticas en Mubi para San Valentín

Una vez más, estamos en vísperas del Día de San Valentín y la plataforma de cine con curaduría MUBI ofrece en su catálogo varias películas francesas románticas, o sobre el amor, perfectas para contextualizar la celebración de los enamorados.

Para nuestra serie de «tres películas francesas románticas», aquí nuestra selección.

Au pan coupé

Wall Engravings

Guy Gilles

Francia, 1967

Una joven mujer se acuerda y revive su amor por un joven rebelde, antiguo prófugo, encarcelado a los 15 años sin ser delincuente, que se rehúsa hasta su muerte a aceptar el mundo tal cual es, tanto de la burguesía como de los beatniks, mendigos y vencidos de entrada. Jeanne ignorará siempre que Jean murió y su presencia vivirá en ella como un fantasma.

Este poético filme retrata el amor imperecedero, inmutable, el que se construye en la memoria y se niega a abandonarnos.

Con pinceladas que confunden lo real con lo imaginario, a la vez que profundamente dramático, pero sin caer en lo obviamente trágico o aleccionador, esta película es una pintura sobre el amor y la rebeldía de la juventud en todo su esplendor.

Puntuación: 5 de 5.

París, Distrito 13

Les Olympiades, Paris 13e

Jacques Audiard

Francia, 2021

Tráiler cortesía Memento Films

Paris 13e, quartier des Olympiades. Emilie conoce a Camille que se siente atraída por Nora, que se cruza en el camino de Amber. Tres chicas y un chico. Son amigos, unas veces amantes, otras más las dos cosas.

Audiard regala una mirada descontracturada sobre las relaciones en los tiempos modernos, en los que, a veces, la barrera entre la amistad y el romance no están del todo dibujadas como quizás lo estuvieron en otras épocas.

Soledad, autodescubrimiento, sexo… y, en todo, la ciudad y sus modos como fondo de vínculos, sensaciones y emociones.

Puntuación: 4 de 5.

Domicilio Conyugal

Domicile Conjugal

François Truffaut

Francia/Italia, 1970

Christine Darbon camina en una calle de París. Lleva un estuche de violín. Se detiene para comprar frutas. No se ve más que sus piernas y el violín. «¡Aquí está, señorita!», le dice la vendedora. «Señorita, no, ¡señora!», la corrige Christine. Antoine Doinel, casado con Christine Darbon, siempre inestable, ejerce provisionalmente un oficio inhabitual: tiñe las flores en el patio de su edificio, para hacerlas más atractivas.

Porque ese «se casaron, vivieron felices y comieron perdices» es una idealización. Porque lo real comienza con el matrimonio. Porque las dificultades forman parte del todo.

Con esta película, Truffaut cierra su saga alrededor de Antoine Doinel, que comenzó con Les quatre cents coups, y, antes de decirnos que este alcanzó la madurez, nos muestra cómo se permite recorrer sus debilidades primero.

Infidelidad, dudas… los temores que pueden atacar a un recién casado y las fracturas que aquellos pueden ocasionar son expuestos aquí con poética agudeza.

Claro está, bajo el lente de otro tiempo.

Puntuación: 4.5 de 5.

Tres películas para recordar que el amor tiene sus matices.


Coucou Lola !

pasión por Francia y la cultura francesa

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