Llegó San Valentín, con todos sus clichés. Nuestro favorito -acaso no sea un cliché, sino un axioma… al menos en nuestra casa francófila-: el francés es la lengua del amor. ¿Qué mejor que celebrarlo con películas francesas? Aquí te traemos nuestra selección para este año de filmes franceses que a su manera exploran el amor, el romance, actualmente disponibles en plataformas.
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Películas francesas románticas para ver en Netflix en San Valentín
Simone no soporta más: necesita que su conservadora familia judía sepa que no va a ceder a sus deseos y mandatos heteronormativos. Ella es lesbiana y vive, feliz, su romance con su novia Claire. A lo largo de sus días, Simone enfrenta constantes tensiones entre su identidad y el estricto comportamiento que su familia espera de ella. En su corazón, lleva la carga de un secreto que no puede ocultar más tiempo, pero la ansiedad y el miedo al rechazo la paralizan.
Su vida da un giro inesperado cuando, planeando salir del clóset con determinación, asiste a una noche de fiesta, donde conoce a Will, un carismático chef senegalés que parece desafiar todas sus expectativas. A medida que se sienten atraídos el uno por el otro, la revelación de su propia bisexualidad comienza a tomar forma. Simone se ve arrastrada a un nuevo mundo de posibilidades, donde no solo su amor por Claire es válido, sino que también puede explorar una conexión genuina con Will.
Los gustos y los colores (Les goûts et les coleurs; Myriam Aziza, Francia, 2018) se pasea por temas complejos como el racismo, el antisemitismo, la homofobia, el lesbianismo, la bisexualidad y la migración, abordándolos con suficiente humor y sensibilidad para que no se sientan como una cátedra de antropología social, sino como una realidad palpable que nos atañe cada vez más en nuestra sociedad interconectada. El relato se convierte en un espejo donde los lectores pueden verse reflejados en sus propias experiencias de amor y autoaceptación.
Al final, surge una pregunta provocadora: ¿Y si la mejor forma de amor es el poliamor?
Esta interrogante se convierte en un hilo conductor que invita a los personajes y a los espectadores a examinar sus conceptos preconcebidos acerca del amor, la lealtad y la familia, así como las múltiples formas en que pueden manifestarse en diferentes contextos y culturas.
La exploración de estos sujetos añade profundidad a la narrativa, mientras Simone navega por su viaje personal hacia la autenticidad y el amor en todas sus formas.
¿Te imaginas planificar una gran luna de miel… y terminar yéndote a ella con tu mamá?
Es lo que le pasa a Lucas en la comedia francesa de Netflix Luna de miel con mamá (Lune de miel avec ma mère; Nicolas Cuche, Francia, 2025) después de que su prometida lo abandona el mismo día de la boda… por su ex.
Lucas se reúne con su madre Lily para hacerse pasar por recién casados en una luna de miel improvisada en las isla Maurice, lo que desencadena una serie de quid pro quo hilarantes y puede ser que una oportunidad para nuevos comienzos.
La trama es una mezcla de enredos, malentendidos y situaciones cómicas que, a su modo, reflexiona sobre las relaciones familiares y el amor.
Se trata del remake de una película que ya ha tenido varias versiones. Llegó el turno de la francesa.
Esta comedia es buena opción para quienes buscan una buena dosis de entretenimiento, risas y una reflexión sobre la vida y las relaciones. Además, la cinematografía y la belleza de la isla Maurice como telón de fondo añaden un elemento visual que complementa perfectamente la narrativa, creando un ambiente ideal para una escapada de ensueño, aunque sea un poco fuera de lo normal.
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Películas francesas románticas para ver en MUBI en San Valentín
En el futuro, cuando se hable de cómo nos enfrentábamos en nuestros tiempos a los inicios de la Inteligencia Artificial, habrá que tomar en cuenta esta sensible y críptica película francesa.
La bestia (La bête; Bertrand Bonello, Francia, 2024) nos sumerge en un futuro próximo en el que reina la inteligencia artificial y las emociones humanas se han convertido en una amenaza. Para deshacerse de ellas, Gabrielle debe purificar su ADN sumergiéndose en sus vidas pasadas. Este viaje hacia sus recuerdos y experiencias previas se convierte no solo en una búsqueda de autoconocimiento, sino también en una exploración de los vínculos que ha establecido a lo largo de su vida, especialmente con su gran amor, Louis. A medida que Gabrielle se adentra en sus memorias, la narrativa se vuelve más densa y compleja, desafiando la percepción del tiempo y la realidad.
Sin embargo, un miedo palpable la invade, el presentimiento de que una catástrofe se acerca. Esta amenaza inminente no solo está relacionada con el dominio de la inteligencia artificial en su mundo, sino también con su lucha interna por reconciliar sus deseos más profundos y sus temores más oscuros. A través de varias capas y líneas temporales, acompañamos a Gabrielle en cada encuentro con su amor y en la búsqueda de sus deseos, sus impulsos, sus secretos y sus represiones. Estos últimos, que han estado bajo la superficie esperando ser confrontados, constituyen su más grande miedo.
La película logra crear una atmósfera densa que invita al espectador a reflexionar sobre la dualidad de la naturaleza humana en un mundo dominado por máquinas.
Si bien siempre es un placer ver en pantalla a la talentosa Léa Seydoux, en esta oportunidad se añade otro placer: el de disfrutar del trabajo de un George Mackay que nunca decepciona. La química entre ambos actores es palpable, juntos logran construir un apasionado vínculo, de esos que se agradecen en el cine, cargado de tensión y pasión.
La historia se basa libremente en La bestia en la jungla, de Henry James, lo cual proporciona un trasfondo literario rico que potencia la exploración de la condición humana y el miedo a lo desconocido, aspectos que resuenan profundamente en la vida contemporánea.
Con su estilo visual y sus actuaciones, La bestia se erige como una obra que invita a la introspección, a cuestionar cómo las emociones pueden ser tanto un refugio como una prisión en la era de la inteligencia artificial.
Todo, sin dejar de lado que los escenarios son magníficos, como el de las escenas que se desarrollan durante la gran inundación de París en 1910. Impecable dirección de arte.
Tres nombres: Adèle Exarchopoulos, Ben Whishaw, Franz Rogowski. Con eso, ya esta película francesa nació con buen trecho de éxito asegurado.
En Pasajes (Passages; Ira Sachs, Francia-Alemania, 2022), acompañamos a Tomas, que vive con su pareja Martin. Su vida se complica cuando conoce a Agathe, una joven con quien inicia una relación. Se forma así un triángulo amoroso, que no parece representar mayor problema para Tomas, mientras las relaciones con Martin y Agathe se hacen cada vez más difíciles. Tomas, entonces, deberá tomar una decisión…
Intenso y denso, este filme francés brilla en su mirada a las complicadas relaciones humanas y nos hace preguntarnos qué sería, en realidad, el amor y cuántas formas puede tener. A través de sus intrincadas capas, la película explora las relaciones desde una perspectiva amplia, mostrando que no siempre es lineal ni predecible. Las dinámicas entre Tomas, Martin y Agathe se desarrollan de una manera que consigue plasmar cómo los límites se pueden desdibujar.
Más allá de los patrones, más allá de los prejuicios, esta cinta cargada de sensualidad también se presenta como una reflexión sobre la obsesión, sobre cómo lo que nace como romance puede tornarse tóxico. Se posa sobre los caminos que a veces se cruzan en nombre del deseo.
Las interpretaciones del trío tienen toda la fuerza que se puede esperar de estos súper actores.
Películas francesas románticas para ver en Prime Video en San Valentín
En la Bretaña Francesa del siglo XVIII, Marianne, una joven pintora, es contratada para realizar el retrato de bodas de Héloïse, una chica que acaba de salir del convento y que tiene una belleza que deja sin aliento. Sin embargo, el problema es que Héloïse se niega a posar, principalmente porque rechaza su destino como mujer casada en un matrimonio arreglado que, según todos, debería ser una bendición, pero que ella siente que no tiene por qué corresponderle. La joven anhela libertad y una vida llena de elecciones, no de obligaciones. Ante esta negativa tan firme, la madre de la prometida, viendo que su plan de boda podría desmoronarse, arma un astuto plan: decide hacer pasar a Marianne por dama de compañía de su hija, una estrategia que le permitirá a la pintora estar cerca de Héloïse. Así, Marianne podrá, en secreto, observarla y captar su esencia para finalmente plasmarla en el lienzo, mientras trata de entender los deseos ocultos de la joven novia. Con cada encuentro, Marianne se da cuenta de que detrás de la resistencia de Héloïse hay un profundo anhelo de libertad que resuena con sus propios anhelos.
Retrato de una mujer en llamas (Portrait de la jeune fille en feu; Céline Sciamma, Francia, 2019), un filme ya considerado un clásico de nuestra época, y con una perspectiva feminista, evoca a las mujeres de las tragedias de Federico García Lorca mostrando su fuerza en un mundo patriarcal y su capacidad para enfrentar grandes dramas internos.
A través de un viaje íntimo entre mujeres, la directora refleja conflictos personales y sociales en forma de un melodrama que se presenta de manera pulida, que honra al género, y aborda diferencias sociales con los que toca temas como el aborto o la independencia de las mujeres trabajadoras.
Nuestro momento favorito: una escena de canto alrededor de una fogata, símbolo de la unidad de las mujeres, que mucho nos recuerda a Yerma.
Retrato de una mujer… se levanta como un alegato sobre la libertad y la diversidad.
La dirección de arte, la música y los planos enriquecen una historia de amor que, aunque ambientada en una época específica, se carga de una trascendencia atemporal.
En El sabor de la vida (La Passion de Dodin Bouffant; Trần Anh Hùng, Francia, 2023), Eugénie, una cocinera excelente, está al servicio del famoso gastrónomo Dodin desde hace 20 años. Con el pasar del tiempo, de la práctica de la gastronomía y de la admiración recíproca nació una relación amorosa. De esta unión nacen todos los platos, cada uno más sabroso y más delicado que el otro, que llegan a maravillar a los más grandes del mundo. Sin embargo, Eugénie, ávida de libertad, jamás ha querido casarse con Dodin. Este último decide entonces hacer algo que no ha hecho nunca: cocinar para ella.
Hace años que este director buscaba un tema sobre la gastronomía, a la que considera tanto un oficio como un arte. Finalmente, se encontró con La vida y la pasión de Dodin-Bouffant, gourmet, de Marcel Rouff, libro en el que descubrió magníficas páginas sobre la gastronomía.
Pero, a diferencia de esa historia original, prefirió contar la historia que precede a la novela, lo que le dio la libertad para imaginar la relación que pudieron haber tenido Eugénie y Dodin Bouffant. También, la oportunidad para explorar un tema poco tratado en el cine: la vida en pareja que transcurre en armonía.
Para el realizador fue genial ver a personas de esa edad, en «el otoño de su vida», como dice Dodin, amar la vida de una manera que califica de muy francesa. No están en un romanticismo idealizado, ni en una pasión desbordante, sino en algo más contenido; en una relación equilibrada con el mundo y la naturaleza.
En esto encontró una forma de dulzura y medida que, asegura, se encuentra en el arte y el espíritu franceses. «En ese sentido, creo que mi película es profundamente francesa», señala.
Con dos pesos pesados del cine francés, Juliette Binoche y Benoît Magimel, esta historia de amor y cocina a la francesa adquiere una dimensión deslumbrante.
En mucho no hacen falta las palabras: sus miradas, sus silencios, su oficio cocinero, su complicidad desbordan la pantalla para atraparnos en su poderosa y mágica relación.
Profundamente conmovedora y especie de oda a los sentidos -comenzando, claro, por el del gusto-, esta película es una exquisitez. Se hace increíble la danza que ambos actores consiguen en esa cocina, en los detalles de cada día.
Todo lo que deja abierto, como por qué Eugénie se ha resistido todo este tiempo, lejos de restarle, hace más grande a su melodiosa narrativa.
Películas francesas románticas para ver en Disney Plus en San Valentín
En una zona ZAD (Zona de Defensa), Myriam lucha contra la construcción de una presa. Greg, oficial de policía, debe infiltrarse en el movimiento contestatario. Se conocen y se aman en la zona, pero el tiempo pasa, pronto todo desaparecerá.
Un lugar por el que pelear (Une zone à défendre; Romain Cogitore, Chi-Fou-Mi Productions, 2023) es la primera película original de Disney+ en Francia.
En el papel de Greg está François Civil. Nominado en 2022 al César al Mejor Actor en un Segundo Papel por su interpretación en «BAC Nord».
François Civil ha cosechado varios éxitos, con filmes como «Ce qui nous lie», «Mon inconnue», «Deux Moi», «Le Chant du loup» o la saga de los mosqueteros. Además, prestó su voz al personaje de Buzz Lightyear versión francesa.
El personaje de Myriam es interpretado por Lyna Khoudri. Ganadora del César 2020 a la Mejor Actriz Revelación por su papel en «Papicha», Lyna Khoudri también ha destacado en películas como «Les Bienheureux», «Hors normes» o «The French Dispatch».
«Con Une zone à défendre, tengo la voluntad de inscribir cuestiones medioambientales y políticas en el marco de una historia de amor, de situarme en un doble género cinematográfico –el cine de infiltración y el melodrama– para narrar un momento de nuestra historia contemporánea, que zadistas y colapsólogos llaman “el colapso del viejo mundo”», explica Cogitore.
Amor con drama; amor con ciencia ficción; amor con risas; amor con comida… ¿Cuál de estas películas francesas románticas eliges para tu fin de semana de San Valentín? ¡Déjanos saber en nuestras redes!
Coucou Lola ! Pasión por Francia y la cultura francesa
Coucou Lola 