
Cuando pensamos en bebida francesa, lo primero que nos viene a la mente es «vino». Pero, ¡claro!
Está todo bien. Pero Francia no es solo vino, Francia es también cerveza.
Fue en 1664 que el joven tonelero Jérôme IV Hatt, después de haber obtenido su diploma de cervecero, puso la primera piedra de la cervecería familiar con su mujer Marguerite. La cervecería, entonces llamada «Le Canon», se encontraba en pleno corazón de Estrasburgo.
A propósito de la coronación de la Reina de Inglaterra, en 1952 la cerveza es renombrada y nace la «Kronenbourg 1664».
En 1969, Kronenbourg 1664 deviene marca: «1664 de Kronenbourg».
1988: Un año récord para la marca. Con un millón de hectolitros vendidos, la marca deja la sombrilla de Kronenbourg y toma su independencia con sus cuatro cifras para un solo nombre, «1664».
En el año 2006, la marca lanza «1664 Blanc»: una cerveza fresca y afrutada en una botella azul ( bleue ).
En 2017, 1664 Blanc aterrizó en México y no es difícil adivinar que se convertirá en una de las preferidas del público local.
Sabor con estilo francés, se trata de una cerveza de trigo con un toque cítrico, gracias a la cáscara de naranja, y un leve amargor, gracias al cilantro.
Ligera, simpática, amable, con buen cuerpo. Una cerveza que ya probamos en Coucou Lola !, que ahora seguimos y que no dudamos en recomendarte.