
«Estamos en guerra. En una guerra sanitaria contra un enemigo invisible». Esto dijo el presidente de Francia, Emmanuel Macron la noche (francesa) del lunes 16 de marzo durante una alocución televisada en directo, que también pudo seguirse en redes sociales y medios digitales, en la que anunció nuevas medidas, más drásticas, para intentar contrarrestar la propagación del coronavirus COVID-19 que, en territorio galo y hasta el último balance conocido, registra 148 fallecimientos y 1210 contaminados.

El presidente francés explicó que para tomar estas nuevas medidas consultó, incluso, a expresidentes franceses.
Dentro de estas se cuentan: la suspensión de todas las reformas en curso -incluida la reforma a las jubilaciones- y el aplazamiento de la segunda vuelta de las elecciones municipales (cuya primera ronda se realizó el domingo 15 de marzo); la prohibición de todo tipo de reuniones; restricciones al transporte y el cierre de las fronteras del espacio Schengen: todos los viajes a Europa desde países no europeos no se podrán realizar durante 30 días.
Además, Macron incluyó en su intervención el anuncio de un apoyo a las empresas. En este sentido, a partir del martes 17 de marzo las facturas de electricidad, de gas y las rentas quedarán en suspenso. Las más pequeñas empresas no tendrán que pagar impuestos ni cotizaciones.
El ataque al progreso del virus en suelo francés no arrojó hasta ahora alguna victoria. El gobierno francés espera que este endurecimiento de las medidas consiga hacerlo disminuir.