
Cuando el director francés Cédric Klapisch rodó su filme Paris (de 2008), venía de probar muy recientemente las buenas mieles de la crítica y el público: en 2005 había estrenado su exitosa Les Poupées Rousses, especie de continuación de su célebre L’auberge espagnole, de 2002. Así que a Paris también lo envolvió, de alguna manera, en esa misma aura entre brillante y melancólica de las vidas en plenos trances de transformación que ya para ese entonces le era una marca distintiva.
Pierre (Romain Duris) es un bastante típico treintón parisino (un Francilien, al fin) que, enfermo del corazón, se prepara para morir. En su nuevo estado, comienza a mirar a su alrededor con otros ojos, con nuevos ojos, especialmente a la gente -conocida o no- con la que se cruza. La vida, su vida, la vida de las gentes, la vida de París cobra otro valor para él.
Nada, nadie, ninguna historia será insignificante en esta película que, en el fondo, es también un testimonio de amor por la capital francesa, sus habitantes y su magia (no comercial) cotidiana.
Duris, Juliette Binoche, Fabrice Luchini, Mélanie Laurent, François Cluzet, forman apenas parte del casting de lujo de esta película francesa y de todo lo que para destacar hay en ella.
Un relato para disfrutar con calma, de forma que no se escapen todas las puntas que va tirando en su trama: por aquí, un poco sobre la inmigración y el componente multicultural de la ciudad; por allá, el no-solo glamour soñado que sobre lo parisino está impreso en el imaginario popular; por otro lado, las relaciones a-la-parisina; por uno más, las notables diferencias socioeconómicas entre la población de la Ville Lumière. Y esto, solo por mencionar algunas.
Ya sabemos que Klapisch es un realizador muy sensible en sus propuestas. Pues, en esta oportunidad, esta se refleja con mucha fuerza en su retrato de la cotidianidad. De lo que podría ser nada más que natural, él construye un poema: la panadería, el mercado, el servicio de Migraciones, los bistrots, los monumentos, la historia, el sempiterno «París antes fue mejor» (del que en la peli tan bien habla el personaje de Luchini, el historiador)… todo esto aquí se impone sutilmente con una luz particular.
Para amar a París, pese a todo.
Paris
Cédric Klapisch
Francia, 2008
Disponible en MUBI