
El catálogo de Prime Video nos permite dar con gratas sorpresas francesas. Entre estas,Van Gogh, a las puertas de la eternidad y Frantz.
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Van Gogh, a las puertas de la eternidad
Julian Schnabel
2018
→ Drama biográfico
Esta película dirigida por Julian Schnabel es del año 2018, coproducida entre Francia/Estados Unidos/Reino Unido/Suiza/Irlanda y hablada entre el francés y el inglés (más en francés que en inglés).
El personaje principal -esto es, el personaje de Van Gogh, claro- está interpretado por el grande Willem Dafoe. El casting reúne a otros destacados actores como Mathieu Almaric, Madds Mikkelsen, Vincent Perez, Oscar Isaac y a grandes actrices como Emmanuelle Seigner, Anne Cosigny o Lolita Chammah.
El filme hace un viaje al espíritu y el universo del artista que, a pesar del escepticismo en torno a su figura o de su enfermedad mental, creó una de las obras más increíbles y admiradas en el mundo y lo ubica, sin ser una biografía oficial y a partir de cartas que él mismo escribió, en sus últimos días en Francia.
Con Jean-Claude Carrière y Louise Kugelberg como coguionistas, se trata más de un tributo poético que de una estricta biopic.
El relato aborda, por ejemplo, su relación con su hermano, Théo, y con Paul Gauguin; sus penurias económicas y su sentimiento de fracaso por el no-reconocimiento del que fue víctima. También retrata la crueldad con la que fue tratado por ciertas gentes.
Conmovedor, sutil y respetuoso.

FRANTZ
François Ozon
Francia-Alemania
2016
→ Drama, romance
François Ozon nos recuerda la tragedia y lo absurdo de la guerra -en este caso, de la Primera Guerra Mundial- para mostrarnos lo único que importa en ellas: las gentes. Las que deben ejecutarla, vivirla, sufrirla.
Y para hacerlo, no construye un panfleto sino una hermosa obra melodramática y poética -a caballo entre Alemania y Francia, entre el resentimiento alemán y el resentimiento francés- que acaba por decirnos que el dolor, la pérdida y la culpa no tienen una sola patria: son universales.
Son tiempos de posguerra, de la que transcurrió entre 1914 y 1918. En una pequeña aldea alemana, Anna (Paula Beer) visita todos los días la tumba de su antiguo prometido, Frantz, muerto al frente en Francia. Así, hasta que un día ve a un hombre que llora frente al sepulcro de su amado. Se trata de Adrien (Pierre Niney), un joven exsoldado francés que resulta ser alguien que sabe mucho sobre Frantz. La presencia del chico en esta comunidad levantará costras aún no completamente secas y acabará por trastocar la vida de Anna.
Profunda e intensa, esta película francesa brinda una mirada íntima y cercana al universo de la guerra, por un lado, y al de los personajes de su relato, por otro: el exsoldado que carga una culpa más grande que la que puede soportar, los padres que apenas sobreviven al hijo que ya no está, la prometida que no se sobrepone a la pérdida.
También ofrece una mirada, ausente de acartonadas moralinas, a las mentiras necesarias. A la mentira como salvoconducto y paliativo.
Y todo esto bajo la fina costura de un melodrama moldeado con respeto y grandeza.
Una inteligente anécdota; un guión delicado; unas interpretaciones de lujo (Paula Beer merece todos los aplausos); planos, iluminación, fotografía poéticos (los sutiles cambios del blanco y negro al color resultan muy movedores) y una dirección plena de arte hacen de este filme uno de las más contundentes y prolijos en la filmografía de Ozon.

Somos Coucou Lola !, por Lola Mendoza: una periodista empedernidamente francófila.