
El vino francés es uno de lo más reconocidos mundialmente. Solo recientemente, a inicios del mes de marzo, el viticultor francés Gérard Bertrand -fundador de la sociedad francesa de vinos homónima- fue nombrado ‘Maestro Viticultor del Año 2023’ por la revista británica The Drinks Business. Lo eligieron entre 100 viticultores del mundo, por la calidad excepcional de su vino y su compromiso por la excelencia.

Que el vino francés haya llegado a este lugar de reconocimiento obedece a distintas razones.
Por su historia
Durante miles de años, Francia ha producido vino. Este tiempo le ha permitido a los franceses refinar -a través de generaciones- sus técnicas de vinificación. De ahí que los enólogos franceses sean tan conocidos: los hace destacar su experiencia y su pasión por el oficio.
Por su diversidad
Desde espumosos, pasando por blancos y rosados, hasta grandes tintos. Francia produce una gran variedad de vinos, gracias a sus tipos de uvas, entre ellas: Sauvignon Blanc, Chardonnay, Pinot Noir, Cabernet Sauvignon o Merlot.
Por sus denominaciones
En Francia tienen un sistema de denominaciones que asegura que los vinos cumplan con sus estándares de calidad. Este sistema, además, detalla el origen geográfico, las variedades de uva y los métodos de vinificación que se utilizaron para sus creaciones.
Esta regulación nació luego de la escasez de vino que se produjo tras una gran infección de viñedos por filoxera.
Les terroirs
El clima y la geografía francesas son ideales para cultivar la vid. Cada región de Francia logra un sabor específico de las uvas, gracias a su suelo, sus pendientes o hasta a su luz solar.
La cultura del vino
El vino está bien presente en la vida de los franceses, para quienes es muy importante. Es larga y seria, por ejemplo, la tradición de maridar comida y vino. Incluso, más de un platillo está diseñado para acompañarse con determinados vinos (y no al revés).

Si te interesa la cultura francesa, es posible que sientas curiosidad por una de sus industrias más longevas y poderosas.
Cinco datos clave sobre el vino francés que quizás no conoces
Introducción del vino en Francia
Aunque se tienen evidencias de que los celtas ya cultivaban la vid en Francia mucho antes, en general se dice que es entre los años 1 000 y 500 A.C., cuando las vides comienzan a asomarse en Portugal, España y el sur de Francia.
Sí, se sabe que en la Galia antigua se compraba vino a los comerciantes romanos. Esto hacía suponer que estas poblaciones todavía no producían vino. Pero 500 años antes de la llegada de los romanos ya se hacía vino en Francia. Lo que sí llevaron estos fue el comercio.
Luego, en los siglos II, III y IV D.C. se cultivaban viñedos en el Valle del Loira, París, Champaña y Mosela.
El papel de los monjes
Luego de que los romanos se fueran, la industria del vino se quedó y creció.
A lo largo de la Edad Media, Los clérigos de los monasterios continuaron el cultivo de viñedos y se ocuparon de optimizar las técnicas de vinificación.
El protagonismo de Burdeos
La popularidad de los vinos de Burdeos comenzó en el siglo XII y ya para el siglo XVII, la región se convirtió en la dominante, especialmente con sus uvas Cabernet Franc, Merlot y Cabernet Sauvignon.
La epidemia de filoxera
A finales del siglo XIX, la plaga de la filoxera entró a Francia a través del sur, con la importación de vides del continente americano, y destruyó buena parte de los viñedos.
Para paliar la infección, se manipularon cepas europeas -no aptas para resistir la plaga- con injertos americanos -aptas para resistirla-.
Así se consiguió recuperar la industria y nacieron las primeras reglamentaciones. Entre ellas, las apelaciones de origen controladas.
La nueva era del vino francés
La tecnología aplicada a la elaboración de los vinos y la enología permitieron un desarrollo significativo de la industria del vino francés luego de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora que ya conoces estos datos sobre el vino francés, coméntanos: ¿cuáles son tus vinos franceses favoritos?
Coucou Lola ! Pasión por Francia y la cultura francesa