
« Au milieu du chemin de notre vie, ayant perdu
la droite voie, je me retrouvai dans une forêt obscure. »
La Divine Comédie – Dante Alighieri
« À la moitié du chemin de la vraie vie, nous étions environnés d’une sombre mélancolie, qu´ont exprimée tant de mots railleurs et tristes, dans le café de la jeunesse perdue. »
Guy Debord
« Nous vivons à la merci de certains silences. »
Dans le Café de la jeunesse perdue
Patrick Modiano
Una joven mujer que no para de fugarse, de huir, y que en su sempiterno deambular va revelando lo que construye y no-construye su retrato.
Apoyándose en cuatro voces, las de un estudiante, un detective privado, un amante y ella misma, y en un juego con el tiempo en el que pasado y futuro se combinan en extraordinaria armonía, el autor francés Patrick Modiano nos relata lo que se sabe y lo que no se sabe sobre este personaje. Esto, en su « Dans le café de la jeunesse perdue » (título en español: En el café de la juventud perdida).
Lo que se sabe es que su nombre de pila de soltera es Jacqueline Delanque. Que en medio de su escape de su marido -que la hace buscar con un investigador particular- fue a recalar a un Café Condé en el que acabó mezclada con otros borders, con una panda de divinos desadaptados que la rebautizaron Louki.
A partir de ahí será todo descubrir que Louki tiene el hábito de las fugas, de las huídas, desde siempre. Que su perpetuo andar quizás la ayude a escaparse de ella misma, de su pasado, de sus demonios, de sus pesares.
Que su madre era empleada en el Moulin Rouge.
Que tiene abiertos viejos expedientes en la prefectura por su hábito juvenil de errante.
Lo que no se sabe es quién es su padre, cuál es su relación con el hombre que siempre las ayudó a ella y a su madre, por qué comenzó a escaparse y qué exactamente pasó en esas escenas que se niega a recordar.
Este ir de un lado a otro es una oportunidad perfecta para que el escritor nos muestre a París, para que la pinte para el lector, en parte de sus dimensiones físicas y afectivas, para que hable de sus “zonas neutras” y de sus habitantes. Porque París no ha sido nunca solo luces y ensueño.
Una lectura ‘atrapante’ y emotiva, con una tensión sostenida y una elaboración de personajes y vínculos brillante.
Una historia sensible, humana, que a lo largo de su desarrollo tira no pocos guiños al tema del eterno retorno.