
Realizó 57 películas para el cine y 30 para la televisión; dio el puntapié para la Nouvelle Vague; construyó una carrera de casi 50 años; fue actor, director, productor, crítico; se convirtió en un agudo observador de la burguesía francesa… Sí, hablamos de un enorme, hablamos de Claude Chabrol.

Chabrol nació en París, justo en el seno de una familia burguesa -su padre era farmacéutico-, el 24 de junio de 1930.
Su contacto con el cine fue temprano. Primero, gracias a la sala que regentaba su tío. Luego, en parte debido a la Segunda Guerra Mundial: tras abandonar París para refugiarse en la casa de sus abuelos, justo en ese garage creó un cineclub.
Aunque el mandato familiar indicaba que debía seguir estudios de Farmacia, la verdad es que esto no era lo suyo: repitió cuatro veces el primer año de la carrera.
Después de casarse con Agnès Marie Madeleine Goute -cuya familia no tenía ningún problema económico-, se dedicó a colaborar en distintas publicaciones. Así fue como llegó a Cahiers du Cinéma, donde escribió el ensayo Hitchcock devant le mal. Más tarde, coescribió con Éric Rohmer un libro sobre el mismo director británico.
Con el apoyo económico de la familia de su esposa, Chabrol fundó la productora AJYM films con la que rodó sus dos primeras películas: Le Beau Serge, en 1958, y Les Cousins, en 1959.
Et voilà ! Con estos dos filmes, nació la Nouvelle Vague.
Luego de estos estrenos, el cineasta animó a sus colegas a hacerse directores. Por ejemplo, produjo la primera cinta de Éric Rohmer, Le signe du Lion, y ayudó a Jean-Luc Godard para que lograra filmar su largometraje À bout de souffle.
Muy activo, Claude Chabrol nos dejó 87 producciones en las que, sobre todo, inmortalizó su visión sobre la burguesía francesa y -si bien su cine no pretende escribir ensayos sicoanalistas- retrató sin maniqueísmos las vulnerabilidades humanas.
En MUBI (México) pueden verse varias películas de Chabrol. De entre todas, seleccionamos cuatro que permiten recorrer ciertas esquinas oscuras de la condición humana.
L’enfer
Paul dirige el Hôtel du Lac, que viene de comprar. Ahí trabaja y vive, junto con su esposa, la encantadora Nelly, y su pequeño hijo. La clientela fluye, los tiempos son buenos, el tiempo parece sonreírle. Pero Paul duerme mal, algo lo oprime. Comienza a ver a Nelly de otra forma: ¿no pasa demasiado tiempo haciendo las compras con su amiga Marilyn? ¿Cuál es exactamente la naturaleza de su relación con Martineau, un cliente asiduo del hotel? Poco a poco, Paul se pierde en su obsesión…
El espectador será testigo de la descomposición de un hombre que, preso de los celos, no va a distinguir la realidad de la imaginación, la felicidad de las pesadillas.
Con una soberbia interpretación de un inquietante François Cluzet y la presencia hipnótica de una atrapante Emmanuelle Béart, este es el drama de un hombre común que, teniéndolo todo, se condena a sí mismo y a su entorno a partir de sus debilidades.
Rien ne va plus
Victor tiene 60 años y Betty la mitad de su edad. Forman una pareja dispareja y astuta. Recorren Francia y los países limítrofes a bordo de una caravana buscando particularmente congresos profesionales en los que ella se encarga de encontrar presas. Nunca se hicieron aprehender porque permanecen modestos en sus gestiones… Hasta el día en el que una de sus operaciones les lleva al terreno desconocido y peligroso del lavado de dinero dudoso.
¿Cómo una persona deviene estafadora? ¿Qué hace a un malhechor? Es que, ¿la asociación para delinquir puede bastar, además de como oficio, como forma de amor?
En esta cinta, Chabrol nos presenta a dos personas ordinarias, comunes, que no parecen tener un talento especial más allá que para estafar. Pero, además, nos invita al funcionamiento-disfuncional de una pareja que, pese a su diferencia de edad y sus actividades al margen de la ley, se mantiene unida por la lealtad… por una particular forma de lealtad.
Esto, al ritmo de una comedia negra que en algún punto se torna límite.
Con Isabelle Huppert, Michel Serrault y François Cluzet.
La cérémonie
Sophie, una empleada doméstica, analfabeta en secreto, es contratada por una familia burguesa de Saint-Malo. Su amistad con la entrometida cartera local va a desencadenar una serie de dramas, de los que no habrá retorno.
Aunque a este filme se lo suele presentar como uno sobre la lucha de clases, la verdad es que aquí a estas últimas, más que nada, se las expone.
Como en una obra de Chéjov en la que el drama profundo parece estar cubierto por una superficie en la que aparentemente no ocurre nada, en La cérémonie casi nada de su recorrido parece anunciar la enorme tragedia que se viene.
Por unos momentos, aparentemente divertida; por otros, social e intensamente dramática, esta aguda y muy inteligente crítica social acusa, señala y, de alguna manera, revela la crueldad implícita en ciertos modos condescendientes de la burguesía.
Aunque es el centro de la historia, no es justamente el personaje de Sandrine Bonnaire -magnífica en el manejo de la represión-, sino el de Isabelle Huppert -mordaz, orgánica- el que lleva adelante la coreografía violenta y fundamental de la trama.
Por su estudio de personajes, su anécdota profunda, la prolijidad de su narrativa y sus interpretaciones, esta cinta se convierte en una de las más brillantes y logradas de la cinematografía chabroliana.
Au coeur du mensonge
En un puerto de Bretaña, unos niños descubren el cuerpo de Eloïse, de 10 años. René, su profesor de pintura, se convierte automáticamente en el principal sospechoso: fue él el último en verla con vida. Mientras tanto, su esposa Viviane se deja encantar por la estrella de la villa: el famoso y mediático escritor Germain-Roland Desmot. El rumor sobre la culpabilidad de René se hace más fuerte cuando ocurre una segunda muerte.
La culpa, los secretos, la envidia, los celos, los complejos salen a bailar en esta danza sobre pueblo-chico-infierno-grande con la que Chabrol pareciera querer decirnos que los maniqueísmos no son reales: cualquier ser humano puede ser suficientemente macabro, hasta el más inofensivo del condado.
¿Listos para disfrutar de esta selección 100% chabroliana?
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